El resultado de las elecciones municipales en la ciudad de Madrid el pasado 24 de mayo, ha sido una derrota para el principal partido de la clase dominante que hasta ahora tenía una mayoría absoluta holgada. Después de más de 20 años, hemos derrotado al PP en la ciudad de Madrid. Ahora hay que consolidar esa victoria y hacerla irreversible.
También han sido una confirmación brillante de la audaz apuesta política que hicimos por la confluencia, así como el fruto de un enorme trabajo realizado por quienes estamos metidos en este proyecto. La militancia de IU tiene en el Ayuntamiento de Madrid tres ediles y es evidente que si hubiésemos participado toda IU en el proceso el resultado hubiese sido mucho mejor.
Por el contrario, la dirección de IUCM, con el respaldo de parte de la dirección federal, han llevado a la organización al desastre. Los resultados de la candidatura de IUCM en nuestra ciudad demuestran que esta organización ha muerto. Ante la negativa a asumir responsabilidades por el caso Bankia y las tarjetas negras; el no reconocimiento de las primarias; y, sobre todo, su oposición a la unidad, les ha aislado definitivamente de su propia base tradicional. El electorado ha dictado sentencia, inapelable.
La importancia de los procesos de unidad popular, que se ajustan perfectamente a las aspiraciones de una parte cada vez más amplia de la clase trabajadora y otros sectores de la población, ha quedado demostrada no sólo en el caso de Madrid. Se puede decir que ha sido una tendencia general. Allí donde ha habido estas candidaturas (Barcelona, Zaragoza, Madrid, Alicante, Coruña, Castellón, Logroño…), no sólo han tenido muy buenos resultados sino que, en muchos de ellos, pueden conseguir desplazar al PP u otros partidos del sistema, con alianzas.
La necesidad de candidaturas electorales de unidad, es quizás la conclusión más importante de estas elecciones, pero como militantes conscientes y con experiencia, sabemos que eso no basta. La unidad es hoy condición imprescindible, exigencia del pueblo trabajador, pero por sí sola no es suficiente. Hay que abanderar la lucha por ampliar esta unidad a las próximas elecciones generales, pues la experiencia de Podemos en las autonómicas ha dejado en evidencia los límites de que cada organización vaya por separado. En menos de seis meses nos jugamos echar al PP del gobierno estatal, y es necesario lograr esa unidad para lograr derrotarlo y ser la fuerza más votada de la izquierda. Madrid ciudad ha demostrado que es posible.
La unidad, con ser una condición básica para tener una opción de victoria, no es suficiente pues esa unidad sólo tendrá una base sólida si es la expresión de la unidad en la lucha por los derechos y reivindicaciones de las trabajadoras y trabajadores en los distritos, en los barrios y en los distintos sectores. En otras palabras, la unidad será una fuerza imparable si se basa en un programa de transformación real de las condiciones de existencia de la mayoría de la población trabajadora. Y esto es más importante ahora, si cabe, en la medida que nos enfrentamos, como todo parece indicar, a tareas de gobierno en el Ayuntamiento.