Las cocinas fantasma no se marchan de Tetuán.

Digamos que la pandemia vistió de necesidad algo que ya venía barruntándose en los laboratorios del capitalismo hace por lo menos, tres años. Estaba claro que el consumidor casero iba a necesitar una oferta asequible, variada e insana de alimentos que devorar entre serie y serie de su plataforma digital favorita. Las cocinas fantasmas llegan para cubrir ese hueco. Alguien alquila pequeñas porciones de un recinto, normalmente un local de tamaño aceptable en zonas residenciales, dentro del cual se instalan varias cocinas que proveen la demanda de menús a domicilio.

El problema llega cuando los vecinos que viven alrededor de esas cocinas comienzan a sufrir ruidos, olores y humos. Y, cuando el Ayuntamiento decide sacrificar el bienestar de sus ciudadanos por la “seguridad jurídica” de negocios de escurridiza legalidad. La presión vecinal ha conseguido que alguna de estas cocinas industriales se mude (no muy lejos, seamos francos, mirad La Gran Familia Mediterránea de Dani García) y que se proponga por parte del Gobierno Municipal, una modificación del Plan General de Ordenación Urbana que impediría que, en el futuro, más cocinas de este tipo se abran en zonas residenciales. Y, mientras dicha reforma se va alargando hacia el indefinido, las que ya existen tienen que aguantar hasta las próximas elecciones: Hay una moratoria que suspende cualquier licencia para abrir cocinas agrupadas, por un máximo de un año, aprobada el 29 de julio.

En Tetuán había, hasta verano de 2022, que sepamos, ocho cocinas fantasma. En la actualidad, dos de ellas han desaparecido, y una nueva amenaza con nacer: posiblemente la más grande de todas. Te proponemos un paseo fotográfico, basado en este mapa de Nacho Velázquez:
https://altarej2.carto.com/builder/eb70814d-39a1-4946-b594-d87b866c32b0/embed, y en los anuncios de Google Maps. Para conocer cómo empeoran la vida cotidiana de muchas personas del barrio, mirad este usuario de Twitter, o también podéis contactar con la Asociación Vecinal Ventilla o la Asociación de Vecinos Cuatro Caminos / Tetuán. Acompáñanos de paseo por la trastienda de la “nueva hostelería”.

José Calvo. La más conocida: abierta por La Gran Familia Mediterránea, de Dani García, que debido a la presión vecinal tuvo que mudar el negocio no muy lejos, a la calle Morando, 6 (foto número 8), y que desgraciadamente, sigue en activo: operan un restaurante de comida asiática y otro de kebabs. Respecto a Dani García, el Ayuntamiento ordenó el cierre del local, algo que se ha difundido generosamente en prensa, pero a fecha de hoy, tenemos constancia que sigue en funcionamiento.

Algodonales 19. En este local hay algo que se llama “Cook Room Glovo” conocidos por la campaña victimista que organizaron cuando el Gobierno de Coalición aprobó la “ley Rider”. Actualmente, el local está cerrado.

Sorgo 17 es una de las dos cocinas fantasmas de dicha calle. Parece una construcción nueva, que bien pudiera ser un garaje. Como curiosidad, justo detrás están las Torres Skyline, todavía en construcción, y que van a cambiar el atardecer por dos moles de hormigón. En la foto 4B, un panorama un tanto descacharrado, se pueden ver. En esta cocina hay un restaurante argentino y una hamburguesería, que parecen seguir en funcionamiento.

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Sorgo 53. Esta ubicación es un tanto peculiar. Se trata de una especie de callejón con varios locales. En alguno de ellos hay cocinas fantasma, una dedicada a las hamburguesas y otra a rollos rellenos. Pero también hay un par de espacios que ofrecen platós. Es más, hace algunos años, hubo una sala de conciertos bastante peculiar, El Planeta de los Watios.

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Glorieta Miguel Rubiales. A estos hay que reconocerles la sorna. El local se llama Ghost Kitchen y están en el espacio que, en tiempos, ocupaba una pizzería. Ahora mismo, Es un restaurante (uno, nada más, no muchos en un sólo local, así que el lugar ha regresado a la hostelería tradicional) especializado en comida mexicana.

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Araucaria 19, parece una de las más activas, al menos por número de negocios, junto a la de José Calvo. Hay un restaurante especializado en pollo, otro de burritos, otro de sushi, y un par de propuestas de cocina con aspecto “internacional”: en total, diez.

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Santa Valentina 3. En un edificio de tres plantas, que comenzó a reformarse bajo una licencia que contemplaba arreglar el tejado, iba a convertirse en el último y el más grande proyecto de cocinas fantasma del distrito. Los vecinos, con el apoyo de la FRAVM, han conseguido que el Ayuntamiento paralice las obras, demostrando que el verdadero proyecto era crear una gigantesca cocina fantasma, bajo la marca Nom Gastrohub: https://www.nom-gastrohub.com/location, en un local que podría haberles costado más de un millón de euros (https://belbex.com/detalles/calle-santa-valentina/vu5858/venta/). Una inversión disparatada para hacer algo ilegal.

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