Un paseo por los coles infantiles y públicos de Tetuán.
Usando como hilo conductor un artículo que publicó El País (https://bit.ly/no2elpais) sobre la calidad del aire en Madrid y Barcelona, concretamente alrededor de los colegios infantiles (hasta 12 años), publicamos en nuestro Instagram cuatro textos, sobre cuatro de esos centros: el que tenía los peores y los mejores datos, y dos más, elegidos con la idea de crear una especie de pequeño “panorama” de la educación pública en Tetuán.
Este otro estudio publicado en The Lancet, en inglés (https://www.thelancet.com/journals/lanplh/article/PIIS2542-5196(20)30272-2/fulltext), aporta mucha más información sobre el efecto de las «Materia Particulada» (PM en inglés), es decir, partículas con un diámetro de menos de 2,5 micras: polvo, hollín, metales, fruto de muchas clases de combusción: coches, quemas de madera, fábricas… Y, el del dióxido de nitrógeno, sobre la salud de las personas. En concreto, calculan la cantidad de muertes prematuras que pueden evitarse si se siguieran las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre los niveles que deben tener dichas emisiones contaminantes y, las que pudieran evitarse si dichos topes recomendados fueran más ambiciosos.
Como muestra, la OMS recomienda un máximo de 40 μg/m3 de NO2. Madrid, está en 39,4 μg/m3 (datos de 2015, y todo indica que no han mejorado mucho).
Escuela Infantil Agua Dulce: 36,18 μg/m3 de NO2.
Situada en Bellas Vistas, para entender por qué es la que tiene menos nivel de óxido de nitrógeno, no hay mas que mirar un mapa: la Dehesa de la Villa, la Casa de Campo, están muy cerca, y no hay autopistas urbanas cerca. Es decir: para tener el mejor aire del distrito, no es necesario hacer nada. A pesar de todo, está muy cerca del límite máximo.
El dióxido de nitrógeno (https://bit.ly/no2gobierno) es un contaminante asociado principalmente al tráfico. Según la ley, como ya decíamos más arriba, en ningún caso debe pasar de los 40 μg/m3 (30 μg/m3 en el caso de protección de ecosistemas naturales).
“Niveles elevados de dióxido de nitrógeno pueden irritar los pulmones, disminuir la función pulmonar así como disminuir la resistencia a infecciones respiratorias (…) y reagudizar los síntomas de pacientes con enfermedades crónicas respiratorias, asmáticos y alérgicos. (…) Una mayor incidencia de bronquitis, especialmente en mayores e inmunodeprimidos así como de bronquiolitis en niños/as”.
Este texto está en la página web del Ayuntamiento (https://bit.ly/no2ayto). No es muy difícil deducir que, si reconocen los problemas de salud asociados a la contaminación y no resuelven el problema, están provocando conscientemente dicha situación.
Centro de educación infantil del Ministerio de Defensa. 45,6 µg/m3.
Con la idea de facilitar la conciliación de la vida familiar y profesional, el Ministerio de Defensa ha habilitado escuelas infantiles en recintos propios (https://bit.ly/escuelasdefensa). Uno de ellos está en su sede, en el Paseo de la Castellana: en el edificio que se construyó como Ministerio de Información y Turismo, en los años 60 (https://bit.ly/informacionyturismo). Se trata de centros gestionados por una empresa privada, Kidsco, y son exclusivos para profesionales del Ejército (https://bit.ly/3pN1tMU).
Esta escuela tiene el peor dato de dióxido de nitrógeno del distrito de Tetuán. Y no es de extrañar. Está situada casi enfrente del Santiago Bernabéu, en el Paseo de la Castellana, en una zona de tráfico intenso. De hecho, es un problema común a todos los centros situados alrededor de las autopistas urbanas. El Cervantes, en Santa Engracia (distrito de Chamberí), posiblemente sea el colegio de muchas niñas y niños de Tetuán y es aun peor el aire que respiran: 49,65 µg/m3.
Podemos decidir que el Ayuntamiento gobierna “para los suyos”, y enrocarnos en el relato de dos Españas, versión madrileña. Pero esta escuela, en este lugar (igual que todas las que están alrededor de Castellana o Raimundo Fernández Villaverde) nos hablan de otra cosa. Que en Madrid nadie está al cargo, o mucho peor: que de haber alguien al timón, lo último que le importa es el bienestar de los y las madrileñas, ni el de sus hijos ni el de nadie. Guardad en la memoria el mapa de puntos negros de El País, y recordadlo cuando, dentro de unos pocos meses, Almeida y Villacís os cuenten que resolvieron algún problema: porque tenéis delante el mapa de sus mentiras.
Centro de Educación Infantil Juan Ramón Jiménez. 38,39 µg/m3.
El Juan Ramón Jiménez está en el barrio de Valdeacederas, en la calle Marqués de Viana. Según el mapa que publicó El País (https://bit.ly/no2elpais), cruzando los datos estimado de dióxido de nitrógeno en los colegios infantiles de Madrid, está situado en una zona donde no se supera el límite legal (40 µg/m3), aunque está muy cerca del mismo.
Es un colegio pequeño, con un grupo de segundo ciclo de Educación Infantil y otro de Educación Primaria. es decir, entre los 3 y los 12 años. Su ubicacion, Marqués de Viana, a pesar de ser una vía con dos carriles en cada dirección, podría considerarse como “tranquila”. En comparación con Sor Ángela de la Cruz, por ejemplo, lo es y mucho. Eso, y la situación del colegio, en un mirador que da al oeste de la ciudad, menos urbanizada y con más zonas verdes, hace que esté en un área relativamente limpia. Algo que puede cambiar en breve, cuando las dos torres Skyline (https://bit.ly/skylinetorres) que están construyéndose, más otras dos que están proyectadas, también en el Paseo de la Dirección, traigan nuevas oficinas, nuevos vecinos y, más coches.
El colegio comparte paredes con un huerto urbano, retratado con profusión de detalles en el documental “Tetuaneros” (https://bit.ly/tetuanerosvideo), de Verónica P. Granado, que describe un período de intensa efervescencia social en el distrito. Una suerte de rebelión vecinal contra las grúas, las parcelas vacías, esperando un pelotazo urbanístico, y el abandono por parte de las administraciones. En una escala más reducida, la defensa casi numantina de una morera centenaria, situada frente a las torres Skyline, y amenazada por las obras, presentes y futuras, que pretenden cambiar el mapa del distrito, es un ejemplo de la capacidad organizativa de las vecinas y vecinos del barrio de Valdeacederas, en la mitad más pobre del distrito.
Centro de Educación Infantil y Primaria Jaime Vera. 42,37 µg/m3.
Situado en la esquina de Bravo Murillo y Ávila, las alumnas y alumnos de este colegio se ven afectados por todos los coches que van hacia Plaza de Castilla o el Bernabéu. Es un edificio grande, luminoso y abierto, pero rodeado de coches por lo que los niños parecen estar más bien en un refugio. La Revuelta Escolar, que ya ha prendido en otros centros educativos de Tetuán exigiendo entornos más seguros (https://bit.ly/revueltaescolar), tiene aquí más sentido que en ningún otro.
En el Jaime Vera luchan por ofrecer una educación pública para todas, sin hacer distingos. Lo que debe ser. Pero las políticas de destrucción de lo público que lleva décadas desarrollando la Comunidad de Madrid, no le hace ningún favor a centros como este, que debieran ser considerados un referente. Sin ir más lejos, están anunciando que para el próximo curso, ofertarán plazas de educación infantil de 0 a 3 años. Algo que debiera ser buena noticia, pero que está englobado en un plan de reordenación de plazas infantiles para recibir fondos europeos, a costa de destruir plazas públicas en las escuelas infantiles 0-6, y que no tiene ningún sentido, dado que justo al lado ya hay una escuela pública que ofrece exactamente lo mismo. Es más, los dos edificios están conectados. (https://bit.ly/cierreciclo06)
Y no sólo los coches y la Comunidad de Madrid amenazan a este colegio. Bravo Murillo es una calle con una fuerte proliferación de casas de apuestas. Una de ellas está literalmente enfrente y otra, cruzando Ávila, a muy pocos metros. Algo que, teóricamente, no es legal.
(La foto que encabeza esta entrada está tomada a la salida de las clases en un colegio privado situado en Chamberí, muy cerca de Cuatro Caminos: El Porvenir).